domingo, 8 de marzo de 2009

AUTORES, VARIOS LIBROS, UN VIDEO Y UN VIAJE A LA PLATA.

por Bruno Pedro De Alto



Una tarde, José Pablo Feinmann, intentaba explicar por su programa de filosofía en el Canal Encuentro sobre los discursos pre-nietzscheanos y se detenía en Fedor Dostoievski y en su libro "Memorias del subsuelo".

Primero me llamó la atención – y esto debería alegrar a Feinmann – que Dostoievski pueda ser leído desde la filosofía, cuando para mi era solo un importante novelista ruso, pre revolución bolchevique.

Y me movilizó, porque tenía ese libro sin leer en mi biblioteca, a tomarlo y leerlo.

Entonces la liturgia se realiza: busco un señalador de entre los que tengo guardados entre varios libros de la misma biblioteca, luego busco en una caja con elementos de librería una banda elástica para ser colocada recorriendo el alto con el fin que con su presión mantenga el espesor original del libro cuando está en reposo, dadas las deformaciones que aparecen al abrirlo y tenerlo extendido entre las dos manos para leerlo. Evitar que se deforme, que mi irrupción en él sea apenas perceptible.

Y finalmente llevarlo a la mesa de luz, al igual que mis nuevos compañeros, los anteojos.

Esa liturgia también incluye recorrer el libro, primero por la textura de su celeste portada, interpretar la imagen de la tapa (una casa baja, árboles y nieve), y finalmente buscar el prólogo.

Debo recomendar a los neófitos que a los clásicos debemos empezarlos a leer por el prólogo. Generalmente son escritos por señores que saben mucho y abren el mundo que existe detrás de cada libro clásico.

Y este es el caso: Guillermo Saccomanno es el prologuista de esta versión. Y aquí se dispara este relato con vértigo.


Saccomanno explica que existe una trilogía de textos que sucesivamente crecen en eficacia y desarrollo para el relato literario del hombre destruido por la sociedad que lo transforma en "nada", en número, en un mísero insecto. Son esos textos. "El Capote" de Nikolái Gógol, las "Memorias del subsuelo" de Fedor Dostoievski, "La Metamorfosis" de Frank Kafka. Bien.

Las Memorias las tenía ya en la mano; la Metamorfosis ya la había leído (aprovecho para comentar que coincido con el anterior comentario literario). Pero, ¿y "El Capote"?.

Por fortuna y coincidencia ese relato estaba a metros mío y recién llegado. Sabía que Gogol era un escritor ruso y punto. Pero habíamos recibido apenas dos meses atrás, como legado, una serie de viejos libros en varias series editoriales y en una de ellas estaba "El Capote". Estaba guardado en el cuarto de la casa destinando a las cosas a guardar.

Evidentemente se trataba de un libro que esperaba a ser leído, esperaba a su lector como bien reflexiona Jorge Luis Borges ("Un libro es una cosa entre las cosas, un volumen perdido entre los volúmenes que pueblan el indiferente universo, hasta que da con su lector, con el hombre destinado a sus símbolos").

Ese librito de Gogol, que es apenas un cuento largo editado por el Centro Editor de America Latina en 1969, que en la tapa tiene un señor con un tapado largo del tipo que todos hemos visto como una vestimenta común para el frío ruso. "El Capote", es en realidad un tapado o sobretodo.

La versión de "El Capote" no es equivalente a la de las "Memorias del Subsuelo", está ajado y sus páginas son amarrillas. Tiene olor a libro viejo. Al hojearlo levanta un polvillo minúsculo que irrita las fosas nasales. Exagero un poco y digo que es un poco difícil leerlo por ello, sin embargo merece aplicarle la liturgia: señalador y banda elástica.

En la mesa de luz son, ahora, dos libros a leerse. Y según Saccomanno, el del ucraniano corresponde leerse primero, porque Dostoievski ha dicho "todos venimos de El Capote de Gogol…"

Si bien ambos son libros pequeños fueron leídos a lo largo de varias noches del verano del 2009.

Y ahora otra vez Feinmann y Sacommanno.

El primero cree que la toma del Frigorífico Lisandro de La Torre en 1959 y el Cordobazo, en 1968 son las experiencias de rebelión sindical con apoyo popular más valiosas de la Argentina moderna y que ese era el camino correcto al socialismo. Y lo hace criticando al mismo tiempo el camino tomado por las organizaciones guerrilleras, que habían aplicado el foquismo del "Che" Guevara. Todo esto escrito en su trabajo en fascículos "Peronismo. Filosofía de una obsesión Argentina".

Como el rescate que hace Feinmann sobre la toma del frigorífico está muy bien contextualizada, me invita a seguir conociendo detalles, a pesar de conocerla por otras fuentes y versiones. Por ello me atrajo ver un video que teníamos guardado en casa. Se trata del documental "Carne Viva" de Marcelo Goyeneche, que investiga no solo el hecho histórico de la toma sino que relata y analiza el comportamiento solidario de un barrio de Buenos Aires.

En efecto, el pueblo de Mataderos protagonizó una heroica gesta por la toma del frigorífico municipal Lisandro de la Torre que llevaron adelante sus nueve mil obreros para enfrentar la privatización ordenada por el gobierno de Frondizi. El conflicto laboral arrastró tras de sí al barrio, que dependiente de la vida y funcionamiento de la gigantesca fábrica, se plegó en una insurrección popular inusitada, mientras millones de trabajadores participaron de la huelga general de solidaridad, impuesta por el ímpetu y la fuerza de los hechos, a la conducción de la CGT.

El conflicto terminó con tanques del ejército desalojando a los obreros huelguistas de la planta. Cientos fueron encarcelados, entre ellos el mítico Sebastián Borro.

En ese video aparece como vecino de Mataderos, Guillermo Saccomanno – si, el mismo que prologa el libro de Dostoievsky – sentado en un bar, relatando que su familia fue parte de aquella gesta y él siendo un chico de 11 años lo recuerda todo: la toma, el apoyo popular, y la resistencia del barrio a los tanques del ejército.

Dice: "aquella lucha estuvo llena de héroes anónimos de los que ya nadie recuerda sus nombres. Es como dice Gonzalo Chaves en su libro de aquellos muertos nunca supimos sus nombres".

Entonces recordé que Gonzalo Chaves había estado en mi casa visitando mi familia y que habíamos acordado devolverle el gesto. Estábamos en falta, por eso lo ubicamos para acordar esa visita pendiente a su casa en La Plata.

Gonzalo estaba (está) escribiendo su tercer libro – le lleva años cada uno de ellos – y esta vez está trabajando sobre relatos y personajes de la resistencia peronista, donde él y su familia dieron todo.

Y fuimos a su casa un día caluroso de febrero, donde estaba con sus dos hijos más chicos: Rocío y Juan Manuel ("¡Viva Perón!" me dijo éste al atender el teléfono cuando llamé para avisar que estábamos llegando y supo que yo era Bruno).

Gonzalo, que para muchos militantes y dirigentes políticos es un prócer en vida, nos atendió en bermudas, cuidando de sus niños, mostrando las cotidianeidades de su hogar, sirviéndonos el flan que había preparado su hija y reflexionando profundamente en cada frase que emite.

Y este relato caótico lleno de coincidencias y asociaciones, necesita un cierre. Se inició con una clase de filosofía por TV, y siguió con escritores europeos que alertaron sobre la omnipresencia del poder que agobia y asfixia al simple hombre, y que de un salto pasó por las insurrecciones de la clase trabajadora argentina, para finalmente llegar por la autopista a La Plata, donde un amigo significativo escribe un libro sobre la resistencia peronista.

¿Pero que tipo de cierre?

Hubiera sido imposible si le seguíamos dando "rosca" a los temas iniciales, si insistía sobre la vinculación de la historia, la filosofía y la política a ese encuentro entre amigos y sus familias. Parece que todo es más simple.

El desencadenante de este cierre es un libro de regalo que entregué aquella tarde en La Plata.

Como había creído necesario no ir con las manos vacía le llevé a Gonzalo Chaves un libro como presente. Y ahora recuerdo una anécdota sencilla que él mismo me contó hace una infinidad de años atrás. Se reunía con unos dirigentes marroquíes, vaya saber en que parte del mundo y porqué, pero lo llamativo para esa comitiva argentina en el exilio era que esa gente desconocida los llenaba de regalos. Y Gonzalo reproducía el gesto al contarlo: las manos que se extienden hacia delante, son manos que entregan. Y al contarlo especulaba que se trata de una costumbre tribal milenaria, una práctica de pueblos guerreros en tiempo de paz, para ganar la confianza al inicio de una relación.

Y yo, en función de la visita y pensando en lo que Gonzalo está escribiendo, quise ser oportuno y llevé un libro que encontré en una mesa de saldos. Un libro llamado "El misterio del coraje. Un ensayo sobre la valentía, el miedo, la vergüenza y el honor" de William Ian Miller. Me pareció oportuna la asociación entre la resistencia y el coraje. Un trabajo que quiso ser – según el autor – un trabajo sobre la cobardía, pero fue descubriendo que lo que resultaba difícil era hablar sobre el coraje.

Y lo que sucedió esa tarde, al ser ahora relatado, cierra las asociaciones previas descubiertas, relacionadas y pensadas durante el viaje de ida a La Plata.


Gonzalo primero hojeó el libro, luego elevó la vista sobre los anteojos, y finalmente recorrió con una breve mirada su casa llena de niños propios y ajenos.

Yo había acabado de decir: "Creo que la reflexión sobre el coraje que hace este libro te puede ayudar y aportar a tu trabajo sobre la resistencia. El coraje de los que resistieron… bla, bla." Pero Gonzalo había elaborado otra idea. Ese entorno le significó algo que era más simple que la compleja y aparente relación coraje – resistencia que yo había llevado.


Dijo: "Coraje es armar una familia ¿no?... hay que tener coraje para armar una familia hoy ¿no?" Y yo me quedé en silencio. Mientras los niños que nos rodeaban seguían haciendo su propio barullo.



Autores citados.

José Pablo Feinmann. 1954. Argentino. Filósofo, ensayista y novelista.

Fedor Dostoievski. 1821 – 1881. Ruso. Escritor.

Guillermo Saccomanno. 1848. Argentino. Ex creativo publicitario y ex guionista de historietas. Escritor.

Nikolái Gógol. 1809 – 1852. Si bien nació en Ucrania, desarrolló su tarea literaria en Rusia. Escritor.

Franz Kafka. 1883 – 1924. Checoslovaco. Escritor.

Jorge Luis Borges. 1899 – 1986. Argentino. Escritor.

Marcelo Goyeneche. Cineasta y documentalista. Contemporáneo. Argentino.

Gonzalo Chaves. 1940. Argentino. Ex dirigente gremial y ex militante de la resistencia peronista. Artista plástico, escritor y amigo mío.

William Ian Miller. EEUU. Profesor de Derecho de la Universidad de Michigan. Escritor.

COMER MIERDA

por Bruno Pedro De Alto

Estimados amigos:

Comparto con ustedes un mensaje que mandé a un ex profesor de la secundaria - retirado de las fuerzas de seguridad - , que por esas cosas de la vida se volvió a cruzar en mi camino y desde ese entonces suele mandar email de lo que yo caracterizo más adelante como "comer mierda".


Me parece que a más de uno le va a servir para los tiempos que se nos vienen.


Estimado profesor:



Tengo 50 años, casi 30 años de vida universitaria y he pasado por la militancia política, social y gremial. En ese tiempo he aprendido a no comer mierda.
Considero que en la Argentina se está viviendo - como bien señalaron los intelectuales del grupo "Carta Abierta" - un proceso "destituyente" que tiene sus ideólogos, sus fogoneros y muchos idiotas útiles.
Aclaro que no trato de defender este gobierno, que no es el mío, y que inexorablemente - como debe ser - dejará lugar a otro.
Se trata de otra cosa. El proceso destituyente significa que se lo quiere tumbar antes que termine su mandato y reemplazarlo por uno que defienda los peores intereses para la mayoría de la gente. Y como juegan fuerte, se apoyan en lo más recalcitrante de la iglesia católica, en los neoliberales personeros del FMI, en los "mano dura" y "gatillo fácil", en los interesados en recrear la argentina agroexportadora y los nostálgicos del proceso de reorganización nacional represor, torturador y roba niños.
Los gobiernos peronistas son contradictorios, pero quién honestamente estudiamos la historia podemos sacar la conclusión que son derrocados por sus aciertos, pero invocando sus errores. Es decir, no se les banca que tengan sustento en los sectores pobres y en los trabajadores. Eso es lo que llamamos gorilismo.
Y al hablar de peronismo - insisto en afirmar que no lo soy - hablo de su esencia que se conserva aún en la gente, en el pueblo sencillo. No hablo que quienes trabajan de peronistas.

Por estas razones te pido quede ahora en adelante me excluya de Sus reenvíos de mail, que son claramente destituyentes. Y no creo que lo haga como idiota útil, y sospecho que tampoco como ideólogo.

A modo de ejemplo solo cito los tres últimos mensajes que me envió estos días.

El video donde se ve a los militares de EEUU y que son aplaudidos por la gente en un aeropuerto: Esos soldaditos tan rubios son quienes masacraron al pueblo de Irak, bajo el impulso de un gobierno imperialista, mentiroso y ladrón de petróleo. Ninguna guerra merece el aplauso. La guerra y sus personeros son una mierda. Y si hay alguna parábola hacia el trato que tienen los ex - combatientes de Malvinas, reconozco en ellos lo que nos pasó a todos nosotros en el servicio militar, fuimos civiles disfrazados y expuestos a un padecimiento gratuito y afín a los intereses de perpetuarse los milicos en el poder. Amén de nuestros derechos soberanos sobre las islas, esa guerra - como todas - fué una mierda. Había una solución pacífica y diplomática que la Junta Militar se encargó de enviarla al diablo.
En esto es indudable la intensión de reposicionar a las fuerzas armadas. Haciéndonos olvidar que ya han sabido cumplir su triste rol de partido político y ejército de ocupación nacional para desgracia del pueblo argentino. Hasta hay quienes intentaron abrir el debate para reinstalar el servicio militar obligatorio!!!

El otro mail que hablaba sobre la pesadilla que relata un señor. En ella veía que mataba un ladrón dentro de su casa, y por ello se le echaban encima los "garantistas". Su vida se había convertido en un calvario, solo por haber matado un ladrón en su casa. Pero por suerte despertó del sueño, sin embargo no tenía tranquilidad, ese calvario que le iban a hacer los "garantistas" puede ocurrir en cualquier momento.
Pero la realidad es la mejor maestra: en estos días una señora de 69 años (69 años!!!) mató de varios tiros a un pobre tipo que tocó su timbre. Era un laburante.
Las armas en las casas y en las guanteras de los civiles: una aberración. Cosa de locos paranoicos. El principal tema de la inseguridad es la ligazón corrupta de la policía con los delitos clásicos que financian a algunos sectores políticos: juego clandestino, prostitución y ahora droga. Y no es un invento peronista. Basta leer los cuentos de "Pago Chico" donde Roberto Payró muestra a los conservadores usando esos métodos.
Y encima los fogoneros de la mano dura, tiene agencias de seguridad. Es una política del miedo con intereses económicos.

Y tercero:
Esa caricatura de campaña de esclarecimiento acusando (confundiendo) al actual gobierno de una provincia argentina con una dictadura. Una dictadura??? Sabemos lo que decimos??? El mismo mensaje lo desmiente. Si fuera verídico, cosa que siempre dudo, muestra que aún hay espacios para putear y denunciar. En las dictaduras no ocurre eso. En las dictaduras argentinas no ocurría eso. Es una ofensa a la gente hacerles creer que un gobierno de la democracia, aún en sus peores errores es una dictadura. Porque nuestras dictaduras mataban opositores. Mataba periodistas, poetas, obreros, diputados, sacerdotes, monjas, adolescentes, empresarios, etc. Mataba y no se hacía cargo. Hacía desaparecer. Y nuestra democracia, si bien es pobre y amorfa, es otra cosa.

La síntesis de tu fogoneo: el ejército es un orgullo nacional, mano dura a los delincuentes y la democracia es una mierda.

Este mensaje se llama Confesión de Ideología. Puteo la campaña destituyente porque quiero otra cosa para mi país y su gente.

Argentina – y Latinoamérica – es profundamente desigual. Más de un 40 % de su gente es pobre o indigente. Mientras no los subamos a la economía y a la democracia es inútil. No sirve el mito de la "teoría del derrame", engendro del neoliberalismo que promete mieses futuras, después de asegurar la concentración que hoy vemos en manos de unos pocos. Hay que distribuir y poner a la mayoría de la gente en una senda de democracia económica y social. Apostar a las PYMES, a las cooperativas, a las empresas sociales, a los emprendedores, al empleo formalizado y sindicalizado.
No me dejo engañar. Olvidémonos por un rato de nombres propios y actuales asociados a los sindicatos. El sindicalismo significa en el mundo entero una de las mejores herramientas de desarrollo equitativo. Pensemos en los países nórdicos, Alemania, Francia, etc.
Los pobres y marginados son productores adormecidos y desaprovechados, son una desventaja competitiva. Y son un enorme mercado de consumo no desarrollado. Educación, deportes, contención y trabajo para los jóvenes. No mano dura, no discriminación y no empujarlos a ser mano de obra barata para la delincuencia organizada. Bajar la edad de imputabilidad, sin modificar un ápice el resto de su situación, es condenarlos a un fin inexorable de violencia.
Vivienda y salud para las barriadas. Los pobres se van a vivir donde pueden, no donde quieren. Y donde pueden, abunda la contaminación, el hacinamiento y las enfermedades.
La vivienda digna es un derecho y no me vengan con la cantinela que "les regalan las casas" a unos vagos. Una vivienda digna saneada y urbanizada es el piso para un país que merece vivirse. A esto sumarle trabajo y educación.
Todas estas ideas sobre que hacer con los pobres se las he robado al libro "Primero la gente" escrito por Amartya Sen, premio Nobel de Economía 1998.
Y si se trata de leer y reflexionar con gente pensante, veamos que dice en su articulo "La industria para el despegue argentino" el economista argentino Jorge Schvarzer, director del Centro de Estudios de la Situación y Perspectiva de la Argentina: "La revolución Industrial comenzó hace dos siglos y medio y desde entonces sabemos que la industria es el factor esencial en el desarrollo de las naciones. La experiencia al respecto es concluyente. Ella permite observar que no hay naciones desarrolladas que no sean fabriles (porque no hay otra vía de desarrollo); la inversión de la prueba no es menos cierta y confirma lo anterior: no hay naciones fabriles que no sean desarrolladas. Industria y desarrollo son sinónimos de bienestar. Hay, si, naciones ricas por sus recursos naturales, como Arabia saudita, con el petróleo, o las islas con playas en el Caribe, pero sus limitaciones son evidentes. Ser "rico" no es igual a ser desarrollado. La experiencia argentina, con el auge de la carne y los cereales pampeanos a comienzos del siglo XX y un prolongado retroceso después, en el listado de las naciones por su ingreso, se debe, precisamente, a que el país había perdido sus ventajas naturales y no logró reemplazar ese activo con una industria pujante.
(…) la apuesta al desarrollo sigue estando basada en la industria. Acompañada por el agro, por supuesto; no hay razón alguna para despreciar el potencial productivo de la tierra que puede y debe desarrollarse con toda su fuerza. Pero si queremos ser un país desarrollado, éste deberá ser industrial, acompañado por un agro consolidado y eficiente. No un país "agroindustrial", como dicen los que siguen enamorados de un pasado que no volverá, sino un país industrial con una fuerte base agropecuaria. La diferencia no es inocua y la brecha se aprecia en las actuales protestas de los productores agrarios que creen que ellos son "el país", que "alimentan" a los demás y hasta suponen que subsidian a la industria.
(…) la industria no es enemiga del agro pero el agro debe cuidarse del impulso pernicioso de tratar de destronar a la industria del rol decisivo que ella debe cumplir en el desarrollo nacional".
Y tomo algunos ejemplos de graficar lo antedicho:
La tonelada de soja vale u$s 600, pero la tonelada de un auto vale u$s 6.000, la tonelada de un avión ultraliviano (hay un modelo que se fabrica y exporta desde la Universidad Nacional de La Plata) vale u$s 35.000, la tonelada de un crucero pequeño (que también se exportan) vale u$s 25.000, y sigue la lista con remedios, maquinaria agrícola, herramientas, materiales para la construcción, software, etc. Puedo preguntar porque quieren hacernos creer que el modelo agroexportador nos va a salvar. Un modelo que hasta el día de hoy – y cuando Carlos Pellegrini era diputado en 1874 también lo afirmaba – "nuestra fuente de riqueza produce pasto y por lo tanto toda ella depende de las nubes". 1874. Y hoy escuchamos decir que el campo nos va a salvar.
Nuestro actual horizonte de exportación son los cereales (yuyos recolectados y apenas limpiados), petróleo crudo y aceite vegetal, que no es otra cosa que cereales exprimidos. Cuando la gente de campo habla de agroindustria, piensa en la industria de apoyo: biotecnología, máquinas agrícolas, abonos, etc. Cadena de valor para adelante… nada.
Ningún país desarrollado del mundo es agroexportador. Sus riquezas dependen de sus industrias. Ella es el motor de la economía, y en las economías modernas aparecen fortalecidas las que saben agregarle valor: ciencia y tecnología.
Que las economías regionales le agreguen valor a sus materias primas. Que produzcan materiales para la construcción, aceros, perfiles, máquinas, alimentos procesados.
Los medios de comunicación. Sanción de la nueva ley de radiodifusión que permita la pluralidad de expresión, que compense la actual distorsión de medios multimedios y asociados a intereses económicos o políticos. No existe libertad de prensa, sino que se trata de libertad de empresa. Pluralidad para lograr información amplia. Alguna posibilidad de no comer mierda en forma de noticieros.
Y la violencia. O la seguridad. No es cuestión de más policía en la calle. Y menos la policía que tenemos. Hay que combatir la marginalidad y la pobreza. ¿Sabemos en que países hay menor criminalidad? ¿Donde hay penas de muerte o donde hay menos pobreza? Además, si bien en Argentina la delincuencia aumenta, aún no reviste niveles extremos como otros países de la región. Venezuela, brasil, Colombia, México. Aún hoy la mayoría de muertes violentas se produce en el más íntimo entorno familiar o vincular.

Es año electoral y vendrá un vendaval de mentiras, porque quienes hoy se presentan como oposición no pueden refutar las virtudes de los procesos que se van dando. No se puede decir que no se quiere repartir la riqueza, que se está en contra de la recuperación industrial, que es bueno que el salario tenga más poder adquisitivo.
Esos son intentos de este gobierno y son sus logros. Habrá que mejorarlos muchísimos, pero los destituyentes se ocuparán de mostrar los relojes caros, de las patotas, del lifting y otras distracciones. Pero odian la política de salud reproductiva, odian a los trabajadores organizados, odian el ascenso social y político de los "negritos", no se bancan un destino en común con Latinoamérica.

Y ahora resulta que los patriotas defienden la democracia haciendo "click" y reenviando mierda. Sin chequear, sin estudiar, sin informarse, haciendo de un anécdota una teoría.

Sabemos perfectamente quienes destruyeron a la Argentina. Y hoy tienen ganas de juntarse otra vez.

Debatamos con buena materia prima. Vale la pena y permite construir.