domingo, 20 de septiembre de 2009

SOBRE EL TIEMPO Y EL TIEMPO DE TRABAJO - CAPÍTULO 9


Tiempos modernos.

El artista y la interpretación del mundo.

por Bruno Pedro De Alto


Vi, por primera vez, Tiempos Modernos(1) en el año 1985. La película era exhibida en el contexto de la apertura democrática argentina de aquellos años. Sin embargo, la impresión de ese momento fue estar viendo una excelente película cómica; es decir, la necesidad de reírme pudo más que la posibilidad de ver en ella una denuncia social o política.


Unos pocos años después, uno de mis maestros, sugirió que usáramos la película para debatir temas ligados al trabajo, las condiciones de trabajo y a la salud. A partir de allí, aparte de hacerme reír, Chaplin me permitía reflexionar.


Al aparecer una versión en video, Tiempos Modernos pasó a ser parte de mis instrumentos de trabajo. Su visión crítica de la sociedad y del trabajo, permite a los alumnos, que comparten conmigo la tarea cotidiana, repensar el mundo del trabajo. Desde ese entonces, Chaplin me permite trabajar como formador de trabajadores.


El argumento de la película es visto por Thevenet(2) como "Un delgado hilo argumental, enganchado en coincidencias, enhebraba en un largometraje varios cortos que se podrían llamar Charlot Obrero, Charlot patinador y Charlot camarero, o chistes incidentales [...]". Creo que se trata de una simplificación, pues tanto los personajes del vagabundo como el de la chica no hacen otra cosa que padecer en carne propia la crisis, las huelgas, los disturbios y el desempleo. Ver sentidos antagónicos en las películas de Chaplin, y particularmente en Tiempos Modernos, no es nuevo.


La noticia de que Chaplin, al filmar Tiempos Modernos, estaba produciendo un film con implicaciones sociales creó esperanzas y alarmas. Frente a esa circunstancia el mismo Chaplin declaró: "Hay quiénes siempre atribuyen significado social a mi obra. No lo tiene. Dejo esos temas para la plataforma de los discursos. Entretener es mi primera consideración". Más tarde, cuando se enteró de que el film era prohibido en la Italia fascista y en la Alemania nazi, agregó: "Los dictadores parecen creer que el film es comunista. Es absolutamente falso. En vista de los recientes sucesos, no me sorprende la prohibición. Pero nuestro único propósito era divertir. Es sólo mi viejo personaje Charlie en las circunstancias de 1936. Como actor no tengo objetivos políticos. El film comenzó desde una idea abstracta, un impulso por decir algo sobre la forma en que la vida es manipulada y canalizada y en que los hombres se transforman en máquinas."


Sobre la última frase, vale la pena detenerse. A Chaplin se lo analizó desde los colores del cristal del Comunismo y del Capitalismo. Pero su obra, filmada íntegramente en países capitalistas, refleja -como tema o como contexto- los problemas del capitalismo que Chaplin conoció. Al estrenarse Modern Times pocos creyeron que contuviera un alegato, pero casi todos celebraron que Chaplin tomara contacto con la realidad social cercana, que por cierto no estaba ni siquiera aludida por otros cómicos del momento, como los hermanos Marx. Es allí donde acierta Tichy: "Ciertamente, Tiempos Modernos basa su efectividad en el rechazo de los modernos métodos de explotación, pero en realidad este rechazo hay que comprenderlo más bien desde un punto de vista estético y moral, dirigido más contra el proceso global de masificación e igualitarismo inevitablemente generado por la industrialización, que contra el sistema de clases."(3)


Esta distinción no es poca cosa. A Chaplin le preocupaba "[...] la forma en que la vida es manipulada y canalizada y en que los hombres se transforman en máquinas." Por ello nos parece en vano seguir insistiendo en calificar a Chaplin de , o por su forma de presentar la miseria de su tiempo en películas como Tiempos Modernos. Algún crítico, haciendo un notable alarde de imaginación transpolativa, opinó que: "[...] lo que le ocurre al protagonista se debe a su propio ingenuo desconcierto, a su travesura, a su absurda ineptitud y al contante apoyo de muy sorprendentes coincidencias. No podría mantener un trabajo ni librarse de la cárcel, incluyendo la Unión Soviética, si fuera fiel al personaje de Chaplin"(4).


Es justo destacar, el aporte a la confusión que logra él mismo. Así, por ejemplo, durante su visita a Berlín, recibió una delegación de artistas de cine desempleados. El Die Rote Fahne informaba el siguiente diálogo y posteriores reflexiones de Chaplin:

"- ¿Y qué corriente del partido obrero representan?

- ¡Somos el único partido obrero revolucionario de Alemania!

- Pero los trabajadores alemanes ya han hecho una revolución ¿no? ¿O ha sido sólo un cambio de personas?...

Y después de una pausa, mientras su cara se contraía pensativa: "Si cuando se hace una revolución, hay que hacerla del todo. No puede reducirse a un simple cambio de personas, ¿no es cierto? [...] ¡Si, el capitalismo es el enemigo! ¡Ese es nuestro enemigo realmente!..."(5)


En definitiva, a Chaplin hay que verlo -y disfrutarlo- como un genial cómico. Pero además, que no desaprovechó las oportunidades de usar artísticamente las miserias que le mostraba la sociedad que conoció. Ese uso, solo es posible desde una visión comprometida(6).


En efecto, el compromiso del artista no es un hecho aislado y espontáneo, sino más bien un proceso. En primer lugar, la capacidad de dirigir la mirada allí donde hay miserias y dolores; en segundo lugar, discernir que aquello es injusto; y tercero decidirse por mostrarlo artísticamente. En Tiempos Modernos, Chaplin demuestra dominar ese proceso, al cual accede, no desde una postura partidaria, sino desde un compromiso con lo humano.


La rigurosa sincronización del mundo laboral, es mostrada y utilizada a fondo por Chaplin en Tiempos Modernos. Los primeros quince minutos del film, cuentan los problemas del vagabundo que se dedica a trabajar como obrero de una monumental fábrica.


Son numerosas las referencias dentro del film, sobre la rigurosidad del tiempo, contado en forma explícita e implícita. Durante los títulos, un gran reloj avanza inexorablemente hacia las 6.00 -hora de ingreso-; luego el vagabundo necesita fichar sus entradas y salidas, sean éstas al baño o corrido por la policía.


Hay más, la escena en donde es presentada una máquina que permite trabajar mientras se come, el Presidente de la Compañía califica al artefacto como "poco práctico". Es cierto, Chaplin durante la demostración no puede comer ni trabajar, solo se limita a padecer una verdadera tortura de sopas voladoras y golpes de la endemoniada máquina. Sin embargo, la seducción del vendedor estaba basada en el ahorro de tiempo. Los obreros mientras comen no producen.


Finalmente, la aceleración de la cinta transportadora que lleva unas piezas en las cuales el obrero Chaplin, se dedica a repetir una y otra vez la misma mueca: ajustar unas tuercas con una llave en cada mano lo lleva a la locura. "Ist crazy" dicen sus compañeros, mientras la máquina se lo come.


Notas:

(1) Tiempos Modernos fué filmada en Estados Unidos durante 1935 y fue estrenada el 5 de febrero de 1936. El guión, dirección, producción y música son de Charles Chaplin. El reparto está encabezado por Charles Chaplin y Paulette Goddard. El sello: United Artist.

(2) Homero Alsina Thevenet. Chaplin: todo sobre un mito (Ed. Rial/Brugera)

(3) Wolfram Tichy. Chaplin. Editorial Salvat. Barcelona 1985.

(4) Homero Alsina Thevenet. Op. cit.

(5) Wolfram Tichy. Op. cit.

(6) Mario Benedetti nos recuerda, desde un artículo periodístico escrito en 1993, la estrecha relación entre los intelectuales y el compromiso: "Como hombre libre, pero sin paternalismo ni soberbia, sin ínfulas ni desplantes, el intelectual puede contribuir a la investigación de la realidad. Con sus ensayos, sus artículos periodísticos, pero también con sus novelas, sus dramas y hasta con sus poemas. [...] y es bueno recordar que el compromiso no siempre se ejerce desde la certerza, sino también desde la inseguridad, desde la incertidumbre."