jueves, 11 de septiembre de 2014

Aportes para el País deseado (#2.)


Por Bruno Pedro De Alto

Porque no alcanza la “sintonía fina”

El actual modelo de industrialización con inclusión no necesitaba “sintonía fina” sino “sintonía gruesa”. Tiene desde hace varios años 3 (tres) indicadores - en niveles graves - que señalaban que se ha llegado a un techo, y que yendo por el mismo camino no habría avances. Peor, hoy sentimos que estamos teniendo retrocesos.

Los indicadores son: la inflación (en parte importante por concentración oligopólica de la producción y comercialización); el desempleo y empleo precario – ver gráfico - que no bajan desde el 2007 (instalados en el 6/7 % y el 35% respectivamente, que en suma no pueden llamarse “pleno empleo”) y la balanza comercial industrial negativa (se exportan menos productos industriales que los que importan). Podríamos agregar, porque los últimos dos años se hizo muy evidente, las “restricciones externas”, o sea la falta de dólares para poder importar componentes y productos importados y pagar compromisos de deuda.


La falta de dólares está muy ligada a los factores que causan los tres indicadores señalados, sin embargo, lejos de atender esas causas seriamente, aparecieron el cepo y otras medidas que se auto extinguen solo por ser usadas, como el control de precios y similares.

En la economía argentina faltan jugadores nacionales aliados de un Proyecto Nacional. No se ha hecho casi nada para revertirlo estratégicamente. Si no es la gran burguesía (porque desborda mezquindad y casi inexistente), será el Estado Nacional, el cooperativismo, las provincias, las Pymes locales, etc.

Porque no hay diversificación de productores, al contrario, el mercado se concentra. Lo único efectivo, pero también de corto vuelo, que logró la sustitución de importaciones, fue la muñeca del Secretario de Comercio Guillermo Moreno, que por diversas razones también se auto extinguió. Sin embargo esos logros no llegaron a las substitución de bienes de capital (1). Los sectores productivos de mayor peso en la exportación son grandes demandantes de partes e insumos importados, al igual que los productos de consumo que han caracterizado estos años: más crecen ambos, más importaciones y dólares se necesitan (2).

Estos indicadores, y sus causas, se fundan, están relacionados, en la ausencia de una matriz productiva nacional y autónoma. De ésto nos ocuparemos en próximos posteos.

  1. Por ejemplo, pudimos substituir los vasitos de cartón de Starbucks, pero no hubo ninguna acción planificada para nacionalizar la máquina que fabrica los vasitos, que se sigue importando.
  2. La industria automotriz y la electrónica, nos alegraron el cotidiano consumo y la calidad de vida, pero generaron enormes déficits industriales por importar partes y componentes que podríamos fabricar en el país: ambos suman en el 2012 u$s 14 mil millones de importaciones, que se suman a los novedosos u$s 8 mil millones en energía y alrededor de u$s 5 mil millones en insumos para la agricultura. Una cosechadora nacional, de arrastre (sin motor) se puede exportar a u$s 12 mil la tonelada (hago esta cuenta para ejemplificar, porque no se venden al peso como el pan), un auto a u$s 6 mil, y la soja, a u$s 500 a lo sumo. Pero hay una diferencia: la cosechadora es trabajo y materia prima 100% nacional, pero en el auto solo un 40% es nacional, y en la soja, alrededor del 20% lo gasta en patentes, insumos y equipamiento importado. ¿Cuáles son los productos que tienen mejores atenciones desde la política y el Estado? Los dos últimos, por supuesto, mientras que el primero se pudre en burocracias que le impiden el financiamiento a las Pymes que podrían hacerlo.




1 comentario:

Monica dijo...

La generación de una burguesía nacional tiene serios inconvenientes, no digo que sea imposible, pero acuerdo en las dificutades, falta un actor no menso importante, que con la tecnolog{ia que necesita puede ser motor de cambio: el campo