Alguien viene.
escrito por Bruno Pedro De Alto en febrero de 2004. El 27 de septiembre nació Donato.
Las sensaciones, las emociones, y las realidades más fuertes de la vida, tienden a silenciarme y a ser procesadas en mis rincones internos (alma?, centros energéticos?, vísceras?)
Pero muchas veces salen a través de la palabra escrita. Menos espontánea, pero evidentemente más cesuda.
No hace mucho tiempo, acepté formar una familia, con un pequeño accesorio que se llama Rafael. En pocos días, me transformé en su padre, y hoy el "papi, papi, papi..." me taladra el cerebro y me ablanda el corazón. Malditas dudas de adultos, corregidas por la simpleza de los incontaminados.
Con Celia, mi compañera de vida, vamos armando un legado formidable:
"Plantamos un árbol" - Ella varias decenas y yo creo que 3
"Escribimos un libro" - Es mi ventaja... 6 o 7 manuales y libros a pedido.
"Tuvimos un hijo" - Ella lo parió y yo lo crío como mío
"Donamos un órgano" - Ella lo cedió y yo la aplaudo
Pero, ahora si, vamos a cumplir el adagio en equipo...
Vamos a tener un hijo - de ella y mío.
El viernes medía
Este grandote pavo (yo) se emociona y siente algo así como vergüenza por no saber. Me he dedicado a tantas cosas, pero nunca a imaginarme la trascendencia a través de la vida de un hijo. Como dice Vicentico en un escaso momento de lucidez "ya no me quedo más solo". Y me estremezco.
A principios de octubre estamos de parto. Una pequeña cosita, a la cual le llevaré solamente 46 años le espera un mundo difícil, pero que aún queda tiempo para que su papá lo arregle a su medida: de bonanza y de paz.
Bueno, simplemente esto. La carta de un papá, anunciando la llegada de un hij@
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